viernes, 14 de enero de 2011

Beyond the sea, de Kevin Spacey

No es como las demás, no se encierra en lo corriente ni se caracteriza por una composición argumental lineal. No comprende de fantasías ni excesos, no rememora la costumbre del clásico musical. No concuerda con lo estipulado ni maneja las formas cotidianas, no…Beyond the sea es un film narrado a través de un pacto vital, un reflejo de lo que tú y yo somos, de una raíz arrancada con fuerza, de una expresión que renace de la verdad.
Cuando Kevin Spacey era un niño no necesitó argumentaciones para entenderlo, se enamoró de cada composición que generó Bobby Darin, y trasladó su deseo a la gran pantalla. Cuando yo era una niña me enamoré de los sueños, porque sabía que mi imaginación sería la única fiel para el resto de mis días. Hoy…en mi entendimiento, he podido comprobar una vez más que el cine, que lo visual, que lo auditivo, que la creatividad permanece siempre en el recuerdo. Es por eso que un maestro como Spacey, ha sabido retratar una biografía sin la necesidad de referirnos al film como la historia de la vida de un cantante. Estamos ante un testimonio casi personal disfrazado por el homenaje.
Puedes sentir que tu corazón late, que los pies se elevan, que tus labios se separan porque quieren seguirle, y pronunciar sus canciones. Pero también eres testigo de la progresión del color, de la evolución de los planos, de la inspiración capturada en el objetivo. El frio con el calor, lo lento sin lo pausado y la rapidez carente de la pérdida de los detalles. Los focos flotan y caen, suben y bajan, se acentúan y desaparecen…Es perfecta. Una película de luminosidad variable, sus puntos centrales respiran calidez aunque se trabaje con la frialdad. Existe una simbiosis de contrastes acorde a los sentimientos de los protagonistas. Una proeza del amor…se conocieron en el cine, se quisieron en el cine, y se amaron en el cine…
Splish splash…nos recibe con magia. La película presume de vestuario, respira crudeza en la escenografía y la música se traslada a un segundo plano demostrando un film que triunfa con su historia. ¿Os habéis enfrentado alguna vez a vosotros mismos? ¿Habéis preguntado de frente, sin tapujos, al niño que lleváis dentro? ¿Por qué lo hace Darin? ¿Por qué lo hizo Spacey? La infancia es el motor que nos mantiene la esperanza…Y del flash back al feed back y se pasa al feedfoward para jugar con una elipsis temporal que no termina hasta el último segundo del film, momento en el que el artista se encuentra así mismo.
Fotogramas únicos, irrepetibles, sospechosamente asombrosos. Viveza en los rostros, realismo en los detalles, y un gusto por el cenital a menudo ligeramente picado otorgando de grandiosidad a la práctica totalidad de las escenas. Los primeros planos son casi una necesidad, porque no había mesa en la primera fila del Copa Cabana, y Nina necesitaba sentir cerca, visualizar, contemplar y escuchar a su fruto, un niño del pasado…
No separéis los temas musicales de la película, y si lo hacéis, cerrar los ojos, fuertemente, y mirar lejos…muy lejos…en vuestra mente…mirar beyond the sea…y sabréis por qué Bobby Darin luchó por ser simplemente auténtico, sabréis por qué la gente sólo escucha lo que ve.

Marta Edo Lorrio

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